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El sector de bebidas espirituosas, a través de la Federación Española de Bebidas Espirituosas, Febe, ha mostrado su preocupación ante una posible subida de impuestos especiales. Por este motivo recuerda el fuerte componente tradicional y cultural de este sector en España, donde anualmente se producen en alrededor de 200 millones de litros de bebidas destiladas destinados tanto al consumo nacional como a su expedición a otros países. La producción de bebidas destiladas en España aporta a la economía nacional un valor de 7.400 millones de euros, representando en 0,12% del Producto Interior Bruto (PIB). Del mismo modo, la industria española de bebidas espirituosas representó en 2012 el 40% de los 935.000 empleos directos e indirectos que existe en Europa asociados a la industria de destilados en sectores clave como la agricultura, la hostelería y el turismo.
Además, España, es junto con Reino Unido y Francia, el estado miembro de la Unión Europea en el que se concentran mayor número de empleos directos generados por esta industria en el conjunto de la UE, con más de 10.000 puestos de trabajo. Una cifra que asciende a 360.000 empleos directos e indirectos generados en sectores clave para la economía nacional como la hostelería, el turismo o el sector servicios. Junto al destacado peso en empleo dentro del conjunto de la Unión Europea, la industria española de espirituosos es también uno de los mayores productores europeos. En 2012 se produjeron en España 200 millones de litros de bebidas espirituosas en los 388 centros de producción censados y repartidos por toda la geografía nacional, situándose mayoritariamente en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Galicia, Castilla La Mancha, y Cataluña. La industria nacional de bebidas espirituosas está compuesta en un 80% por pequeñas y medianas empresas familiares, muy golpeadas por la crisis, y para las que una nueva subida impositiva supondría un duro golpe que podría ocasionar su cierre.
Bosco Torremocha, director ejecutivo de Febe, ha afirmado que “cualquier subida de impuestos especiales provocará una caída aún mayor del consumo lo que se traducirá inexorablemente en un desplome de las ventas y, por tanto, una menor recaudación por impuestos especiales e IVA. Se va a conseguir el efecto contrario al pretendido. Además esta medida afectará negativamente al impuesto de sociedades y al IRPF, ya que muchas empresas se verán obligadas a cerrar y a despedir gente. Un despropósito.”