Opinión

“Pioneros en certificar una cadena de valor sostenible”

La opinión de Cyrille Vecchi, Manager de sostenibilidad en el sur de Europa de Ball
Cyrille Vecchi es Manager de Sostenibilidad en el sur de Europa de Ball.
Cyrille Vecchi es Manager de Sostenibilidad en el sur de Europa de Ball.

El diccionario de la RAE define la palabra ‘pionero’ como “la persona que inicia la exploración de nuevas tierras”. También la sostenibilidad ha sido, hasta hace no mucho tiempo, un territorio poco explorado, sino directamente desconocido, para muchos. Para otros, en cambio, se trata de un territorio familiar. Este es el caso de la lata, que a sus 85 años todavía puede presumir de tener una larga vida -infinita, en realidad- por delante. Dado que se puede reciclar para siempre, al 100% y sin perder calidad, la lata lleva incorporada la sostenibilidad “de serie”. Cada vez más ligera, resistente y fácil de apilar, la lata de aluminio es la campeona del reciclaje y el paradigma de una verdadera economía circular. Pero desde Ball, primer productor de latas de bebidas en el mundo, no nos conformamos con esto y queremos seguir avanzando.

En este afán de seguir dando los primeros pasos -la otra definición que la RAE reserva para ‘pionero’- nos enorgullece contar desde el pasado mes de marzo con la certificación Aluminium Stewardship Initiative (ASI) en cumplimiento de unos elevados estándares sociales, medioambientales y de buen gobierno en todos los eslabones de la cadena de valor del sector del aluminio. Somos el primer fabricante de latas en conseguirlo y disfrutamos de este reconocimiento en todas nuestras plantas de producción en Europa, Oriente Medio y África. Esto comprende también las dos fábricas que Ball posee en nuestro país, situadas en Cabanillas del Campo (Guadalajara) y La Selva del Camp (Tarragona). Separadas por cerca de 500 kilómetros, ahora están más cerca que nunca. 

“Cada vez más ligera, resistente y fácil de apilar, la lata de aluminio es la campeona del reciclaje y el paradigma de una verdadera economía circular”

Del mismo modo que el Forestry Stewardship Council (FSC) garantiza un suministro responsable de papel y madera, verificando la sostenibilidad en su cadena de valor, el programa de ASI se ha consolidado con un objetivo idéntico en el sector del aluminio. En el caso de Ball, el reconocimiento recibido se materializa en dos certificaciones: “Performance” y “Chain of Custody”. El primero pone en valor el esfuerzo realizado en todas nuestras plantas para medir y gestionar el impacto medioambiental, social y de buen gobierno de nuestras operaciones. Y esto incluye aspectos como la medición del análisis del ciclo de vida de nuestros productos, estrategia de emisiones de gases de efecto invernadero, gestión responsable del agua y residuos, biodiversidad, integridad corporativa y respeto de los derechos humanos. Por su parte, el estándar Chain of Custody garantiza el seguimiento estricto de los estándares en todas las fases: desde la extracción del mineral y su posterior tratamiento hasta el laminado, producción y llenado de latas.

Esta certificación podrá verse pronto en las latas de bebidas, ya sean de refrescos, agua o cerveza. De esta manera las marcas también podrán garantizar que cumplen las normas medioambientales y sociales más exigentes, y que el impacto de su producción de latas de aluminio puede reducirse al mínimo. 

La certificación de ASI constituye un hito en una hoja de ruta jalonada de grandes avances en materia de sostenibilidad. Apostamos por una mayor eficiencia en los procesos de fabricación para reducir nuestra huella medioambiental directa. Prueba de ello es el hecho de que Ball emplea electricidad 100% renovable en su producción de latas de bebidas en Europa, Serbia y Reino Unido.

Pero si hay un factor decisivo, por encima de todos, que explique cómo estamos reduciendo nuestro impacto, ese es la lata. Sus propiedades la diferencian del resto de envases y la convierten en el más reciclado en el mundo. Y esa es la clave, porque cuanto más aluminio reciclamos, más contribuimos a minimizar la huella medioambiental. De hecho, reciclar aluminio y no tener que volver a producir aluminio virgen supone un ahorro de energía del 95%. 

Estamos muy orgullosos de todos estos avances, pero no queremos detenernos, porque si algo caracteriza a los pioneros es su inconformismo. Por eso, en Ball seguiremos trabajando para garantizar un futuro más sostenible. Y lo haremos conscientes de contar con un excelente aliado para alcanzar este objetivo: el envase mejor preparado para ese nuevo horizonte circular que tenemos por delante. 

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