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El grupo catalán Chupa-Chups ha llevado a cabo una reordenación de sus negocios, con la integración de su filial Crazy Planet, especializada en la fabricación y comercialización de la denominada “confitería interactiva” (juguete caramelo), con el objetivo de integrar bajo una misma sociedad todas sus marcas.
La firma catalana, que ocupa la octava posición en el mercado mundial de confitería de azúcar, obtuvo una facturación en el pasado ejercicio de 463,8 millones de euros (77.172 millones de pesetas), un 40,8% más que en 1999, una cantidad que el grupo tiene previsto duplicar en tres años, según el plan estratégico diseñado para salir a Bolsa.