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AMDPress.- La Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) denuncia la progresiva pérdida de competitividad que está sufriendo el sector lácteo español, que puede llegar a ser irreversible, tanto para la industria como para los productores.
Esta falta de competitividad viene marcada, según señala FeNIL, por la histórica insuficiencia de la cuota láctea asignada a España, si bien a esta circunstancia se añade la “preocupante situación de los precios de la leche cruda en España”. De hecho, durante el año 2004, el precio medio de la leche en España fue un 12% más caro que en Francia, país de referencia para el mercado español por razones de proximidad y volumen. Además, esta diferencia de precios es previsible que se incremente en 4 puntos más si “el sector productivo francés continúa con su coherente política de aplicar las ayudas de la PAC a la reducción del precio en origen, situación que no se está dando en España”, según sentencia FeNIL.
Estas diferencias en el coste de la materia prima han impulsado las importaciones de productos lácteos, que durante los diez primeros meses de 2004 aumentaron casi un 18% con respecto a 2003. Este incremento, traducido a su equivalente en leche, supone unas importaciones de 350.000 toneladas, un 5,7% de la cuota total asignada a nuestro país. Esta entrada de producto afecta de forma especial al sector primario, ya que se importó un 80% más de leche cruda que en el mismo periodo del año anterior.
La falta de leche cruda impide a la industria española lograr la eficiencia adecuada, así como acceder a las necesarias economías de escala, hecho que provoca tanto unos mayores costes fijos de las industrias españolas respecto a las de nuestros países vecinos como una imposibilidad de crecer de forma orgánica. A este respecto, resulta significativo que la empresa líder en España ocupe el 24º puesto del ranking de industrias europeas.
Ante la pérdida de competitividad del sector lácteo español, FeNIL plantea la necesidad de minimizar las diferencias con Europa, con el fin de evitar que España se convierta en el destino natural de los productos lácteos europeos, así como buscar una mayor convergencia de costes con los países de la UE, los cuales van a competir de forma más agresiva en un mercado cada vez más global e integrado.