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Desde el nacimiento de Ricola en 1940, su creador Emil Richteric, ya contemplaba la naturalidad de sus caramelos, la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente como pilares fundamentales de la marca. Ahora, 82 años después, las tendencias actuales del consumidor siguen hablando de sus preferencias por marcas "con propósito, comprometidas y respetuosas con el entorno". Y en este sentido, según expresa la compañía, “Ricola sigue la tendencia”.
La fórmula original de sus caramelos, a partir de 13 hierbas, permanece intacta hasta nuestros días: sin variaciones, sin colorantes ni potenciadores del sabor. Un caramelo resultado de una mezcla de hierbas cultivadas de manera sostenible en cinco regiones de Suiza. Estas zonas de cultivo están rigurosamente seleccionadas alejadas de la polución para asegurar las propiedades beneficiosas de las plantas.
Esta tendencia hacia la naturalidad no solo se ve reflejada en sus productos sino también en su logotipo. Por eso, Ricola evoluciona sutilmente su logo hacia líneas más curvas confiriéndole un mayor dinamismo y energía a los caracteres que forman la marca. Su tipografía adquiere un aire más fresco.