Opinión

"Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa"

La opinión del coordinador de los programas de gestión de riesgos y de sostenibilidad de EALDE Business School
Sergi Simon EALDE
Sergio Simón es el coordinador de los programas de gestión de riesgos y de sostenibilidad de EALDE Business School.

En un entorno económico y empresarial cada vez más enfocado en la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa, la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD, por sus siglas en inglés) culmina, como un hito significativo en la regulación europea, un proceso de desarrollo reglamentario iniciado en 2018 con el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles. Este nuevo marco reglamentario redefine la forma en que las empresas informan sobre sus prácticas sostenibles y sus impactos en la sociedad y el medio ambiente.

Con el Acuerdo de París en 2015 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas como puntos de referencia, la comunidad internacional ha instado a las empresas a asumir un papel más activo en la mitigación del cambio climático, la preservación de los recursos naturales y la promoción de prácticas laborales justas.

Pero el reporte del impacto de las empresas sobre el entorno no es nada nuevo. la Directiva de Información No Financiera (EINF) de 2014 ya había establecido un marco para que las empresas divulgaran información relacionada con cuestiones ambientales y sociales. Sin embargo, la CSRD va más allá al expandir su alcance y profundizar en los detalles, buscando armonizar y fortalecer las prácticas de divulgación en toda la Unión Europea. Este nuevo enfoque obliga a abordar los retos actuales de manera más efectiva y proporcionar a los inversores y partes interesadas información precisa y comparable.

Alcance y ámbito de aplicación

De entrada, y tal y como queda definido en la propia Directiva, sus prescripciones se aplicarán de forma progresiva a:

  1. Empresas cotizadas en mercados de valores de la Unión Europea, independientemente de su tamaño o sector.
  2. Empresas no cotizadas con más de 500 empleados
  3. Empresas que, con independencia de su número de empleados, cuenten con activos totales superiores a 20 millones de euros o ingresos netos anuales de más de 40 millones de euros
  4. Entidades financieras y de seguros independientemente de su tamaño.
  5. En 2029, deberán presentar el informe del ejercicio de 2028 las empresas de terceros países con al menos una filial o sucursal con domicilio social en la Unión Europea o con un volumen de negocios neto de más de 150 millones de euros en la comunidad europea.

 

Principales novedades que aporta la Directiva

La CSRD introduce varias novedades clave que refuerzan su enfoque en la sostenibilidad y la transparencia. De entrada, como ya se ha visto, amplia de forma significativa su alcance incluyendo dentro del ámbito de reporte de información no financiera a unas 50.000 nuevas empresas en toda Europa y unas 5.000 nuevas en España.

“Este nuevo enfoque obliga a abordar los retos actuales de manera más efectiva y proporcionar a los inversores y partes interesadas información precisa y comparable”

Como segundo punto, hay que destacar que La CSRD establece requisitos más detallados para la divulgación de información no financiera. Las empresas ahora deben informar sobre una amplia gama de temas, desde emisiones de gases de efecto invernadero y consumo de recursos hasta cuestiones sociales, como derechos humanos, igualdad de género y diversidad.

Por otro lado, cobra también especial importancia el hecho de que las empresas deben presentar un informe de sostenibilidad consolidado, que incluye información financiera y no financiera. Esto permite a los inversores y partes interesadas obtener una imagen más completa de la actuación de la empresa en términos de sostenibilidad.

Y aún más, esta Directiva, introduce la obligación de auditar la información no financiera en ciertos casos, garantizando la veracidad y la confiabilidad de los datos proporcionados por las empresas y buscando garantizar la necesidad de proporcionar información que sea comparable a lo largo del tiempo y entre empresas.

Y, por último, siendo quizás el punto más importante y por el que suele pasarse de forma poco incisiva, hay que destacar la incorporación de un concepto de extrema importancia: la materialidad financiera.

Hasta la aprobación de esta Directiva, las empresas han informado y reportado sobre su impacto en el entorno y la sociedad, pero no estaban obligadas a reportar cómo un cambio global de modelo de producción y consumo podría llegar a impactar en su rendimiento y solvencia. Y esto sí es un cambio significativo. Ahora, las empresas, deberán estimar y reportar el impacto financiero que los cambios en el mercado y en un sistema de producción y consumo sostenible tendrá en sus cuentas, en su planificación financiera y en su rendimiento y solvencia futuros.

No solo el ámbito de aplicación condiciona el impacto sobre las empresas

Aunque la CSRD no se aplica directamente a todas las empresas, su impacto es innegablemente amplio y abarca a organizaciones de todas las dimensiones y sectores por varias razones. Por ejemplo, a medida que la conciencia sobre la sostenibilidad crece, los inversores y clientes se vuelven más exigentes independientemente de la obligación o no de reportar, clientes e inversores necesitan y quieren saber.

Las empresas grandes sin duda exigirán a sus proveedores que cumplan con estándares de sostenibilidad. Y de entre las empresas grandes, el sector financiero ya ha tomado la iniciativa y ha empezado a diseñar modelos de evaluación del impacto de la sostenibilidad sobre la solvencia futura de cualquier tipo de empresa. Y esto sin duda, condicionará la forma y el coste al que cualquier pyme podrá acceder al capital.

“Aunque la CSRD no se aplica directamente a todas las organizaciones, su impacto se siente de manera indirecta en todo el espectro empresarial”

Como conclusión, la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) representa un paso significativo hacia un futuro empresarial más sostenible y transparente en Europa y más allá. Con un alcance más amplio y requisitos más detallados que su predecesora, la Directiva de Información No Financiera (EINF), la CSRD impulsa a las empresas a tomar medidas concretas hacia la sostenibilidad que va a condicionar su futuro acceso al capital.

Aunque la CSRD no se aplica directamente a todas las organizaciones, su impacto se siente de manera indirecta en todo el espectro empresarial. Desde la presión de los inversores y clientes hasta la necesidad de mantener cadenas de suministro sostenibles y el potencial de regulaciones futuras, las empresas de todos los tamaños y sectores deben considerar seriamente su enfoque en la sostenibilidad.

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