Revista
Hoy en día consumimos productos sin saber apenas nada sobre ellos... y muy a menudo nos preguntamos de qué están hechos de verdad los alimentos que comemos. Por lo tanto, es ilusionante y esperanzador comprobar que existen entidades y movimientos que impulsan valores universales enfocados en la sostenibilidad y en procesos participativos relacionados con lo que consumimos.
Hace un año, la iniciativa ¿Quién es el jefe? no existía en España, pero poco a poco su mensaje está calando en nuestra sociedad. No existe una hoja de ruta definida para crear productos, pero nos damos cuenta de que realmente “el jefe de lo que comemos somos todos”. Sin embargo, ¿somos conscientes los consumidores de nuestra influencia, de nuestro poder de elección, de decisión? Creemos que la clave reside en dejar de ser simples consumidores para querer ser “consum ́actores”.
Esta iniciativa que estamos construyendo todos, actúa como catalizador de un cambio de paradigma para integrarnos como consumidores en el proceso de fabricación de un producto. Además de poder determinar nosotros mismos el precio de los productos con características que nos parezcan fundamentales, sabiendo en tiempo real a dónde va nuestro dinero e involucrándonos como ciudadanos responsables.
“Nuestra sociedad necesita saber qué consume, cómo se produce, poner cara y ojos a los que nos alimentan..."
La alimentación es sinónimo de vida, es un derecho y no simplemente una mercancía. Nuestra sociedad necesita saber qué consume, cómo se produce, poner cara y ojos a los que nos alimentan... Y, de la misma manera, la agricultura necesita que la sociedad la comprenda para lograr un mejor trabajo y una conexión beneficiosa entre ambas. Desde luego, los cambios positivos surgen gracias al empoderamiento y la participación de todos nosotros consumidores hacia un consumo responsable. Otro mundo es posible y juntos podemos contribuir y participar en su nacimiento con toda nuestra energía y sentido común colectivo. Sin olvidarnos de incorporar un enfoque basado en principios que puedan estar asociados a los ODS, columna vertebral de la Agenda 2030 con espíritu de colaboración y pragmatismo para elegir las mejores opciones con el fin de mejorar la vida, de manera sostenible, para las generaciones futuras. ¡Cuánta razón tenía Mandela cuando decía: “Solos vamos más rápido, juntos vamos más lejos”!
Entendemos también que no todo lo que es participativo es inteligencia colectiva, porque para ser eficaz, dicha inteligencia colectiva requiere de organización, información, reglas y variedad de opiniones. El conocimiento es importante pero también es relevante tener capacidad de cuestionar las creencias y seguir aprendiendo. Y si tenemos en cuenta la frase del filósofo Séneca “No es porque las cosas sean difíciles que nos atrevamos, es porque no nos atrevemos por lo que son difíciles”, ¿por qué no ATREVERSE entonces a pensar que podemos tener voz y voto para decidir de forma libre e independiente los productos que queremos consumir y encontrarlos disponibles?
En definitiva, ser actor del cambio que queremos para mañana forma parte de una toma de conciencia tremendamente positiva para todos los productores en particular y para un modelo nacional de consumo más sostenible y responsable en general. ¡Sigamos construyendo el cambio!