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La Comisión Europea presentó ayer los resultados de un análisis comparativo preliminar sobre las diferencias de precios entre los Estados miembros, elaborado a partir de dos encuestas, una de productos frescos y otra de aparatos electrónicos de consumo, que revela a España como el país más baratos en ciertos alimentos frescos, mientras que presenta los precios más altos en ciertos productos de electrónica de consumo.
Este informe, incluido en la octava edición del Cuadro de indicadores del mercado único, muestra como los precios para un producto concreto en los países más caros son con frecuencia, el doble de los cobrados en los países con precios más bajos y, a veces, hasta cuatro veces más elevados.
En el caso de España, el salmón, naranjas, plátanos y tomates son más baratos que en el resto de Estados, llegando a tener precios dos y tres veces inferiores a los registrados en Dinamarca, Reino Unido, Suecia y Alemania. Para los productos frescos el país más caro es Dinamarca.