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Cambiar no es fácil, hay una natural tendencia del ser humano a rehuir el cambio. Todavía esto es mucho más difícil si la marcha del negocio es buena; entonces la necesidad del cambio es menor y se produce el estancamiento de los procesos. Es ahí cuando deberíamos preguntarnos si los procesos que tiene lugar en la empresa son los óptimos y si podríamos, con pequeños cambios, generar más beneficio mejorando la percepción que nuestros clientes tienen de nuestra eficacia.
Evaluar los procesos y el por qué se asumen y hacen tareas determinadas es una función de la alta dirección que debe estar cuestionándose continuamente el para qué de lo que se hace y cómo se podría hacer de una forma diferente. La creatividad e innovación también deben alcanzar a los procesos.
La reingeniería de procesos y el Coaching van de la mano. Cuando las empresas inician el cambio de los procesos, muchas veces se olvidan de las personas que tiene que llevarlos a cabo y sobre todo se olvidan de gestionarlo mediante el Coaching que crea los "agentes" de cambio. El verdadero proceso de aprendizaje sucede cuando se lleva a la práctica, es entonces cuando se comprende realmente el "juego". Pero la experiencia sola no es suficiente si se quiere llegar a la excelencia, se necesita un proceso de mejora continua, de conocimiento y evaluación de la situación real, de los ajustes que se deben producir y de las estrategias a desplegar; para esto contar con la asistencia de un coach ayuda mucho a conseguir elevar el nivel competencial al máximo.
Evaluar los procesos y el por qué se asumen y hacen tareas determinadas es una función de la alta dirección que debe estar cuestionándose continuamente el para qué de lo que se hace y cómo se podría hacer de una forma diferente
El objetivo del Coaching de procesos es situar a los "agentes" del cambio, los cuales deben diseñar e implementar el cambio, en la adquisición de aquellas habilidades y comportamientos que faciliten el proceso de mejora continua. Fomentamos la mejora como elemento esencial en el propio proceso y enseñamos a cuestionar si lo que hacemos aporta valor al proceso y mejora la eficacia del mismo, para encontrarnos con una gran adaptabilidad al entorno cambiante.
Cualquier modelo de cambio de procesos debe estar basado en casos prácticos reales en la empresa, debe emanar de la alta dirección, de forma que, a través del Coaching, genere una cascada desde lo alto hacia los mandos intermedios que son los impulsores y ejecutores de los procesos.
Los cambios deben ser divididos en pequeñas partes que permitan el entendimiento de las implicaciones e impacto que los mismos tienen en la organización y cómo eso afectará a los resultados. Es fundamental ir revisando, de manera frecuente, cómo se produce el cambio, para ver de qué forma se mantiene el objetivo o se desvía de él.
Consideren crear una oficina de procesos, generando equipos de mejora, formados por empleados de diferentes niveles y funcionalidades, liderados por una persona de la alta dirección o incluso del CEO de la compañía asistidos por un coach externo que les ayude a generar diferentes opciones y les forme en ser coaches del siguiente nivel de ejecución del cambio. Esto, que no es frecuente ver en nuestras organizaciones, significaría un impulso diferencial en la consecución de la excelencia organizativa que mejoraría los resultados y permitiría alcanzar la excelencia.
Cuáles son los impulsores del cambio de procesos: