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AMDPress.- Según el Análisis de la Cadena de Valor y de la Formación de Precios en los Productos Frescos, realizado por la consultora Capgemini para la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (ASEDAS), las oscilaciones en los precios de las frutas y hortalizas, carnes frescas y huevos entre el origen y el lineal se deben en gran medida al coste logístico necesario para aportar valor añadido al producto. De acuerdo con este estudio, el beneficio neto de los supermercados por la venta de estos productos se sitúa entre 0,02 y 0,05 euros por kg. de frutas y hortalizas frescas o docena de huevos, y los 0,06 y 0,18 euros por kg. de carne, margen que no varía con las oscilaciones de precio que estos productos sufren a lo largo del año.
Concretamente, las modificaciones en el precio final de frutas y hortalizas se producen en origen, por condicionantes como la climatología, demanda existente, exportaciones comprometidas e importaciones de otros países. De hecho, el coste de producción representa el 35% del precio final de venta, el coste de manipulación en origen y el transporte al destino suponen el 28%, y las actividades en destino, el 37%. Si bien cabe destacar el elevado coste de la actividad en tienda, que provoca que el margen neto comercial, descontados los costes logísticos y de tienda, se sitúe en torno al 3% del precio final de venta al público. En cuanto al transporte, éste representa de media el 8% del valor final.
Por su parte, para los huevos frescos, el coste de la cría sólo supone el 12% del precio total de la docena de huevos, mientras que es el proceso de puesta el que representa el mayor porcentaje (65%) del precio final. Mientras, el coste de la distribución se sitúa en el 23% y, al igual que en las frutas y hortalizas, el beneficio de la distribución minorista se sitúa en torno al 3% del PVP, descontados los costes logísticos y de tienda.
En lo que a carne fresca se refiere, a pesar de que los costes de materia prima no son uniformes, destaca el del pienso como coste primordial. Así, el estudio referido al vacuno, porcino, ovino y pollo, demuestra que existen diferencias notables en la distribución de costes según el tipo de carne, aunque el margen neto de la distribución minorista es igual en todas las especies, al situarse entre 1% y el 4% del precio final por kg. de carne. Como norma general, es reseñable la pérdida de peso de la carne durante los procesos de transformación, hasta límites del 50%, lo que incrementa notablemente el coste final del producto.
Según las conclusiones de este estudio, existen algunos retos estructurales, como el hecho de que el precio en origen se fija mayoritariamente tomando como base mercados de referencia y no los costes de producción, lo que impacta notablemente en toda la cadena de valor. De hecho, este aspecto cobra más importancia cuanto menor es el nivel de integración existente entre los operadores implicados. Por otra parte, según Capgemini, existe un total desconocimiento por parte del consumidor final de toda la cadena de actividades de los productos frescos y sus costes.