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Los españoles consumen 2,33 kilos de fruta a la semana, el doble de la media mundial, según el “Análisis y perspectivas de la realidad socioeconómica de la fruta en el mercado español” elaborado por la Federación Nacional de Detallistas de Frutas y Hortalizas y la Universidad San Pablo-CEU. El estudio, que fue presentado por sus autores y el subsecretario del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Manuel Lamela, señala que la fruta fresca supone un 13% de la producción final agraria de España, siendo el producto que registró un mejor comportamiento durante el primer semestre de 2000. La naranja es la fruta más comprada, pese a su menor consumo en los tres primeros meses de 2000, un descenso que también se registró en el consumo de manzanas, limones, sandías, cerezas y uvas. Por el contrario, las frutas con menores niveles de compra en años anteriores son las que han experimentado un aumento durante el primer trimestre de 2000. Es el caso de los plátanos, mandarinas, melocotones, albaricoques (un 866%, de 24 a 232 millones de kilos), fresas y kiwis. El comercio tradicional vendió en España un 41,82% del total de ventas de frutas frescas en 1999, mientras que los supermercados e hipermercados disminuyeron sus ventas en ese año. La amenaza de las medianas y grandes superficies sobre la cuota de mercado que ostentan las tiendas especializadas en alimentación fresca en España se está ralentizando en los últimos años e incluso tiende a estancarse. El futuro del mercado minorista tradicional queda garantizado con la reconversión del establecimiento en un centro de proximidad. Según este estudio, se plantea una posible estabilización e incluso desaceleración de las exportaciones de frutas españolas debido al aumento de la competencia de países terceros y en el fenómeno de la globalización de los mercados. Asimismo, se explica una serie de estrategias a desarrollar por los comerciantes de frutas frescas en el siglo XXI.