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Cuando apenas acaba de superar la epizootia de las “vacas locas”, el Reino Unido vuelve a verse azotado por otra crisis en la que el primer afectado es el sector ganadero. Se trata de la detección esta semana de un brote infeccioso de fiebre aftosa, causada por un virus que no supone peligro para la salud humana, pero sí es altamente contagiosa entre cerdos y rumiantes. La Unión Europea ha decidido prohibir hasta el 1 de marzo todas las exportaciones de ganado, carne y leche procedentes del Reino Unido, para evitar el contagio de la fiebre al resto de países miembros.