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Aral Digital.- Makro ha puesto en marcha una estrategia de ahorro energético enfocada a reducir el consumo de energía tanto en los centros como en oficina central. Así, en el primer trimestre de 2011 el descenso en el consumo energético ha sido del 4,2%, con respecto al primer trimestre de 2010. Los resultados conseguidos hasta el momento están siendo “tremendamente positivos gracias a la implicación de todos los empleados”, asegura la compañía.
El consumo total de energía en la empresa ha pasado de 102 Gigavatios hora (GWhora) en 2008 a 96,5 GWhora en 2009 (-5,49%) y 92,5 GWhora en 2010 (-4,6%). Traducido a cifras económicas, Makro ha ahorrado, aproximadamente, un millón de euros en los últimos dos años, y la previsión es que 2011 acabe, al menos, con el mismo ahorro en consumo de los dos años anteriores.
Las medidas llevadas a cabo por Makro en esta materia se dividen en dos tipos: de carácter técnico (instalación de tapas en las islas de congelados, instalación de lámparas de bajo consumo LED, mejora en el rendimiento de los equipos...) y otras de carácter organizativo. “Evidentemente, no tenemos capacidad para actuar frente a la potencia contratada o a los impuestos que conlleva, pero sí podemos hacerlo frente al consumo, utilizando de forma más eficiente la energía que consumimos”, afirma Félix Jiménez, responsable de Mantenimiento y Energía de Makro.
Cada centro cuenta con un responsable de energía que se encarga de coordinar y realizar el seguimiento de todos los consejos que parten desde el departamento de Mantenimiento y Energía. Algunos ejemplos de medidas organizativas son: una programación eficiente de los horarios de iluminación y climatización; informar a los empleados a través de cartelería de cómo ahorrar energía en el día a día; o hacer un seguimiento exhaustivo del mantenimiento de los equipos.
“Esta reducción de consumo no tiene sólo un fin económico. Reducir nuestro consumo de energía contribuye a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, principal causa del cambio climático. Cada vez que utilizamos energía producida por la quema de petróleo, carbón o gas (combustibles fósiles) emitimos gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono) y de esta forma contribuimos al calentamiento global amenazando gravemente la vida del planeta”, remarca Félix Jiménez.